lunes, 16 de marzo de 2015

POR TU PALABRA....



Recuerdo siendo niña a mi querido padre decir:" Es un hombre de palabra"; al crecer seguí aprendiendo otras "frases hechas" de ese saber popular en boca de gente sencilla como eran mis progenitores. Así: " Su palabra es una escritura". Las dos van referidas a ser persona formal,  seria, cumplidora de todos sus compromisos que, por regla general terminaban con un  apretón de manos.

¡Cuántas palabras hablando de felicidad, de amor! y ¡ Cuántas otras de engaños! Y para esto decimos: "No tuvo palabra" o tal vez: "Sus palabras las llevó el viento" ese que arrasa dejando tristeza y dolor.

¡Cuánta demagogia en el político que desea convencer empleando esta práctica para ganarse el apoyo ( voto) en una asamblea o en  unas elecciones!. Me regalaron hace algún tiempo una hojita cuyo título es: ¡Cómo hablar dos horas sin decir nada". Aristóteles la definía como "forma corrupta" ¡Qué mal uso de las palabras! Casi casi un desprecio a este don que nos eleva sobre las otras criaturas (animales) del mundo.

Es tan importante este término que los cristianos, al leer la Biblia terminamos diciendo "Palabra de Dios" y, uno de los autores de este preciado y hermoso libro, llama PALABRA a la segunda persona  de la Santísima Trinidad.

 De niños nos enseñan a saber escuchar ( conlleva esperar), desde el ¡calla, mamá ( o papá) está hablando! hasta levantar la mano en clase esperando turno y, llegar a ser adultos sabedores de cuando estamos en el "uso de la palabra", expresión esta oída en el Parlamento, a  nuestros representantes.

 Pero tal vez por aquello que decía Gracián: "Lo bueno, si breve, dos veces bueno",  para resumir  empleamos "En dos palabras"; en la desdicha "No hay palabras" y en la ofensa "Tuvieron unas palabras" o "Fueron palabras mayores"; la prudencia se asocia con "Medir las palabras" que, es distinto de ser  "De pocas palabras"; el "Ni palabra" equivale  a guardar secreto; etc . etc .                                




El título dado a esta entrada tiene una bonita historia protagonizada por gente de la mar:

Unos pescadores estaban en la orilla lavando sus redes cuando se acercó otro amigo al que, por su sabiduría le llamaban el Maestro. Se saludaron...y este les pidió subir a la barca y remar mar a dentro

Al Maestro le gustaba mucho estar con sus amigos
.
 Ya lejos de la orilla, les dijo: Echad las redes. Pedro que así se llamaba el mayor de ellos, le contestó con una gran explicación de que habían estado toda la noche y....nada. El Maestro le mira. Los ve cansados, si muy cansados. Pedro  vuelve  su rostro hacia él y - ante la apacible  mirada de confianza  y autoridad  del Maestro,que parecía insistir en tal propósito -cogió las redes, ayudado por sus compañeros y alzando la voz le dijo:" POR TU PALABRA, echaré las redes"  y la  lanzó con fuerza  al mar.

¿ Y qué pasó? nos preguntaremos.¡ Un milagro!, ¡un milagro!

Ante el asombro de todos ellos, las redes se habían llenado  de tal cantidad de peces que tuvieron que hacer señales para que otros marineros vinieran  ayudarles y llenaran también sus barcas.

La explicación de este fenómeno prodigioso reside en que, el amigo MAESTRO  era curiosamente La PALABRA. Su nombre  JESUSCRISTO. 
  

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