lunes, 3 de marzo de 2014
leontina
Leontina esa cadena que sólo con verla nos lleva el pensamiento a un pequeño y tal vez hermoso reloj de bolsillo que está guardado. La cadena tiene en sus extremos unos aros con distinta forma según su función. El primero suele ser tipo "cierre" de cualquier cadena gruesa y en él se prende el reloj pues la corona exterior de estos lleva un resorte elástico protector que se utiliza como fiador para la cadena ; en el otro extremo el aro es fino y se va estrechando de forma que permita meter un botón con facilidad y quede colgada de dicho botón dificultando su caída.
El reloj de bolsillo fue una prenda muy apreciada y casi me atrevo a decir que era sinónimo de riqueza, cuando la hora la daba para todos, el reloj del pueblo. Hoy, que un niño pequeño ya puede tener un reloj y que los hay de todas formas, tamaños, colores... y con aplicaciones de la nueva tecnología, diremos que tener un reloj de bolsillo da, quizás, elegancia y distinción.
La leontina se colgaba del botón del chaleco y una vez puesto el reloj en el otro extremo, este se guardaba en uno de los pequeños bolsillos que tiene esta prenda, quedando la leontina a la vista y el reloj seguro con ella. De esta manera, se podía mirar la hora con una sola mano. Había algunas que tenían una barra horizontal como una "T" en vez del aro que prende en el botón y esta se metía dentro del ojal antes de abrochar, haciendo la misma función.
Las sabonetas son esos preciosos relojes con la esfera tapada que, apretando un muelle se levanta como una concha
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