Antes de empezar con la propia receta, me gusta recordar pequeñas curiosidades del
ingrediente principal: el tomate. Decir que vino de América y que fueron los españoles
los que lo introdujeron en Europa; que, en principio, era una planta ornamental pues en
realidad es muy bonita verla cuando está llenita de frutos y sus hojas son muy aromáticas
Es esta una receta de cocina sencilla y como tal, fácil.
Necesitamos:
1/2 kg de tomates muy maduros
Un chorrito de aceite de oliva de 0,4
Sal
Azúcar
Pimienta negra
Tendremos en la cocina una olla, una cuchara de mango largo, una batidora y,
un molinillo o almirez para la pimienta y como siempre cuchillos y cucharas a disposición.
Comenzamos lavando los tomates y haciéndoles dos cortes en forma de X con un
cuchillo de sierra (es bueno para eso el de mesa de carne) y los vamos poniendo
en la olla a la que hemos echado una poca de agua que cubra el fondo, repito poca
ya que los tomates van a soltar el jugo.
que empiece a hervir y
luego se baja.
Estaremos pendientes
para revolver
cada 2 ó 3 minutos
y pasados los
20 minutos,
retirar
y dejar enfriar.
A continuación batiremos pero hay dos formas de hacerlo:
1ª.-los pelamos y luego los batimos
2ª.-los batimos sin pelar
La diferencia estará acondicionada a lo que nos interese o guste pues, si los pelamos
será la salsa más concentrada mientras que si los batimos con las pieles, la salsa será
integral y tendrá efecto en el intestino del consumidor. De una u otra forma, una vez
batido, vuelve al fuego y añadiremos un chorro de aceite, media cucharadita de sal
(puede decirse según gusto de la casa) y 3 ó 4 granos de pimienta previamente machacados
en el almirez (o puede que cuando la compréis ya traiga incorporado en la tapa el molinillo)
y cocerá a fuego lento 10 minutos; pasado este tiempo, añadimos 2 cucharaditas de azúcar;
revolvemos y continuamos cociendo otros 10 minutos siempre a fuego lento. Y, ¡ya está!
¡Pruébalo! Sabrás si quedó bien sazonado.
Al principio califiqué la receta de sencilla pero curiosamente, podemos enriquecerla así:
Picamos en trozos pequeños 1/2 cebolla, 1 diente de ajo y una zanahoria cocida, ponemos
una sartén al fuego con un poco de aceite y, cuando esté caliente echamos el picadillo y
dejamos freír hasta que la cebolla esté dorada; es momento de añadir carne cocida picada
o salchichas en rodajas y luego la salsa de tomate; le damos unas vueltas a todo durante
5 minutos para que se mezclen todos los sabores, luego tapamos y dejamos reposar otros
5 minutos. Tendremos una guarnición exquisita para un plato de arroz o de pasta.
Sólo me queda decir:
¡Buen provecho! Y, mi deseo de que os guste.
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