miércoles, 29 de octubre de 2025

NOVIEMBRE: Partimos cuando nacemos...

Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos al tiempo...

Noviembre empieza con Santos y Difuntos y termina con San Andrés.
Tal vez este refrán nos lleve a pensar en una gran realidad:
" La meta de nuestra vida"
Me gustan las personas que piensan en positivo, esas que, con el símil
de la botella, la ven media llena, mientras que los pesimistas la consideran
siempre media vacía.
Cada año recordamos las fiestas patronales del pueblo, el cumpleaños del
amigo, el primer día en el trabajo, etc. etc. Cosas alegres.









Campo-Santo (cementerio) de Ortigueira.

Para llegar a la meta, Jorge Manrique nos avisa:
        Recuerde el alma dormida
        avive el seso y despierte
        contemplando
        como se pasa la vida
        como se viene la muerte
        tan callando...
Aquí hay 2 palabras para pensar :La primera es ALMA. Llamamos alma a esa parte
inmaterial que todos tenemos y que nos da conciencia de todo lo que nos rodea,
también de uno mismo y de las relaciones de afecto. Las otra es MUERTE que, 
significa dejar de vivir en este mundo; es entregar el alma a Dios; exhalar el espíritu;
partir de esta vida; descansar en la paz del Señor (así nos dice Mª Moliner).
    Pensándolo bien, la muerte es una realidad que tenemos que afrontar
irremediablemente así que, debemos hacerlo sin angustias. Hoy en día se busca
el disfrute inmediato en todo y esto puede acercarnos a la irresponsabilidad, 
olvidando muchas veces la dimensión moral, el sentido ético de las cosas.
Este sentido nos debe llevar a actuar buscando siempre la paz y la justicia en 
todo lo que podamos, siendo generosos, ayudando a los que sufren y desterrando
 la mentira que todo lo trastoca.
La muerte vista con realidad, nos acerca a Dios y, 
hace crecer en nosotros la sensatez.
El día 2 de noviembre, la Iglesia Católica, celebra el día de Difuntos, 
recordando con cariño a las personas que vivieron a nuestro lado y, marcharon
a la otra morada.
Pedimos que, purificadas, gocen de la presencia del Señor en el Reino
de los Cielos. Allí ya no habrá dolor, ni muerte, ni lágrimas, ni llanto... es la
Jerusalén Celestial (Jn, Ap21-4), es la meta de todo cristiano a la que, también
nosotros iremos por que "somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos
un Salvador: El Señor Jesucristo"...(Pb, Flps 3,20 )
Ya nos lo decía el poeta así:
        Este mundo es el camino
        para el otro que es morada sin pesar
        mas cumple tener buen tino
        para andar esta jornada sin errar.
y nos cuenta su oración:
        A  Aquel solo me encomiendo
        Aquel solo invoco yo de verdad
        que, en este mundo viviendo,
        el mundo no conoció su deidad.

Ese Aquel del que habla Jorge Manrique es Jesucristo que nos enseñó ese 
Padrenuestro necesario e imprescindible rezar en nuestra visita al cementerio
que estará lleno de flores como expresión de amor, ese día de Difuntos.
Y, remato los versos del principio:
        ...al tiempo que fenecemos;
        así que, cuando morimos
        descansamos (en la Paz del Señor)

Termino esta entrada con la hermosa letra de la canción del vasco
Juanjo Elezkano que dice así:
            Si el Señor resucitó, que alegría tan inmensa
            porque hay otro mundo, hay otra vida y otra felicidad
                    Yo también quiero resucitar
                    ser feliz, toda la eternidad
                    y vivir con los que tanto amé
                    una paz que no terminará.
Me gusta decir que es la canción de la Esperanza ¿verdad?
Deseo os guste.

Esta
imagen 
de la
Patrona 
de Cuba,
preside 
un 
mausoleo
en el 
cementerio
de
La Habana






 

sábado, 11 de octubre de 2025

NIÑEZ y VEJEZ


     El hombre por naturaleza es un  ser sociable. Lo vemos donde quiera que nos situemos
 históricamente y en cualquier punto geográfico que pensemos. Los seres humanos  se
agrupan para vivir mejor
    La familia está formada  por personas emparentadas entre si que viven juntas. Es allí
donde nacemos, crecemos y aprendemos esos valores que reciben el nombre de principios
que duran toda la vida. En la cultura católica, basada en las enseñanzas de Jesucristo,
es el amor a Dios y al prójimo el gran principio que tendrá como manifestación muy
visible la justicia, la verdad, el perdón, el cuidado de todas las personas... pues promueve
la dignidad humana y el cuidado de la naturaleza...  En la familia tendremos también ese acompañamiento, esa ayuda indispensable  pues nacemos indefensos, inconscientes de
la propia situación y dependientes totales de los adultos. El amor de los progenitores
envolverá nuestro cuerpo y entrará por todos nuestros sentidos colmándonos de satisfacción
sin medida; será como el aire que respiramos, así de importante. A esta primera etapa
- infancia y adolescencia -, decimos de las personas que son niños. La llamamos NIÑEZ
    Pasan los años, y alcanzamos esa madurez, física y mental entre los 18 a 22 años
aproximadamente. Entonces, somos mayores de edad o simplemente adultos.
Pero si hasta ahora todo fue progresivo, después de "un montón  de años", la fuerza,
el vigor, la flexibilidad, la velocidad, la agilidad, el equilibrio, la coordinación,...comienzan
a disminuir y volvemos a necesitar de forma imprescindible, la atención y el amor como 
envoltura y apoyo y dependeremos también como los niños, de la familia. Llegamos a la 
VEJEZ, somos personas mayores que con respeto llamamos ancianos.
    Tradicionalmente este desarrollo y esta decadencia tenían juntos los abuelos, los padres y
los hijos. El progreso mercantil, económico, trajo consigo desplazamiento geográfico, pero
los seres humanos seguimos naciendo indefensos y en la vejez inseguros así que, por 
mandato de leyes divinas y humanas debemos ser atendidos.
Los niños son la gran belleza del mundo y el futuro de toda la humanidad y en los ancianos
reside la experiencia vivida que será, cual enciclopedia, testigo de la historia...Y, ambas edades
quedan unidas por los hijos de esos ancianos que son los padres de los niños que forman la
nueva generación. Dándose la mano se crea esa familia que, enseña, respeta, conforta, protege,
mima,...abraza en todo momento.
    La sociedad debe tomar conciencia de que, las relaciones intergeneracionales son importantes
en áreas como la medicina, la psiquiatría...y el comportamiento ético y moral del individuo
que no deja de ser social en todo momento.
    Que estén juntos abuelos y nietos es una riqueza para las dos partes.
    El amor de los abuelos es incondicional y, no tiene límites. Es ese amor que proporciona
tranquilidad y por supuesto sabiduría pero, ¿Qué dan los nietos? Ellos son los portadores de
la alegría en la senectud pues a esta edad se va disminuyendo en movilidad, en audición, en 
visión,...y su "bien-estar" se va "esfumando" teniendo necesidad de esa compañía cariñosa
de ese amor envolvente del que hablábamos al principio. Los abuelos rejuvenecen al lado de
los nietos y estos verán poco a poco como se refleja el paso de los años en los familiares más
próximos; una lección que no tiene necesidad de explicaciones.
    En boca de los nietos oímos "el abuelo puede"; "el abuelo sabe" " la abuela tiene..."
"la abuela me lo regala" y una de las más grandes es dicha con los brazos que rodean el
cuello y susurran "abuelo/a te quiero mucho" y esto termina tal vez con una lágrima
corriendo por la mejilla arrugada del anciano/a que responde con  todo el sentimiento:
"Yo también a ti, mi amor".
    Cuidemos a los niños, ayudemos a los abuelos y fomentemos esa relación entre 
generaciones que proporciona apoyo emocional  recíproco pues,  lo contrario  nos
traerá esas consecuencias de las que advertía el Papa Francisco  cuando decía:
"La sociedad que abandona a los niños y que margina a los ancianos,
corta sus raíces y oscurece su futuro "
    Escrito hecho con sentimiento por esta abuela de 7 nietos que, resumiendo dice:
     Los abuelos educan con amor y los nietos recordarán siempre sus enseñanzas.