El hombre por naturaleza es un ser sociable. Lo vemos donde quiera que nos situemos
históricamente y en cualquier punto geográfico que pensemos. Los seres humanos se
agrupan para vivir mejor
La familia está formada por personas emparentadas entre si que viven juntas. Es allí
donde nacemos, crecemos y aprendemos esos valores que reciben el nombre de principios
que duran toda la vida. En la cultura católica, basada en las enseñanzas de Jesucristo,
es el amor a Dios y al prójimo el gran principio que tendrá como manifestación muy
visible la justicia, la verdad, el perdón, el cuidado de todas las personas... pues promueve
la dignidad humana y el cuidado de la naturaleza... En la familia tendremos también ese acompañamiento, esa ayuda indispensable pues nacemos indefensos, inconscientes de
la propia situación y dependientes totales de los adultos. El amor de los progenitores
envolverá nuestro cuerpo y entrará por todos nuestros sentidos colmándonos de satisfacción
sin medida; será como el aire que respiramos, así de importante. A esta primera etapa
- infancia y adolescencia -, decimos de las personas que son niños. La llamamos NIÑEZ
Pasan los años, y alcanzamos esa madurez, física y mental entre los 18 a 22 años
aproximadamente. Entonces, somos mayores de edad o simplemente adultos.
Pero si hasta ahora todo fue progresivo, después de "un montón de años", la fuerza,
el vigor, la flexibilidad, la velocidad, la agilidad, el equilibrio, la coordinación,...comienzan
a disminuir y volvemos a necesitar de forma imprescindible, la atención y el amor como
envoltura y apoyo y dependeremos también como los niños, de la familia. Llegamos a la
VEJEZ, somos personas mayores que con respeto llamamos ancianos.
Tradicionalmente este desarrollo y esta decadencia tenían juntos los abuelos, los padres y
los hijos. El progreso mercantil, económico, trajo consigo desplazamiento geográfico, pero
los seres humanos seguimos naciendo indefensos y en la vejez inseguros así que, por
mandato de leyes divinas y humanas debemos ser atendidos.
Los niños son la gran belleza del mundo y el futuro de toda la humanidad y en los ancianos
reside la experiencia vivida que será, cual enciclopedia, testigo de la historia...Y, ambas edades
quedan unidas por los hijos de esos ancianos que son los padres de los niños que forman la
nueva generación. Dándose la mano se crea esa familia que, enseña, respeta, conforta, protege,
mima,...abraza en todo momento.
La sociedad debe tomar conciencia de que, las relaciones intergeneracionales son importantes
en áreas como la medicina, la psiquiatría...y el comportamiento ético y moral del individuo
que no deja de ser social en todo momento.
Que estén juntos abuelos y nietos es una riqueza para las dos partes.
El amor de los abuelos es incondicional y, no tiene límites. Es ese amor que proporciona
tranquilidad y por supuesto sabiduría pero, ¿Qué dan los nietos? Ellos son los portadores de
la alegría en la senectud pues a esta edad se va disminuyendo en movilidad, en audición, en
visión,...y su "bien-estar" se va "esfumando" teniendo necesidad de esa compañía cariñosa
de ese amor envolvente del que hablábamos al principio. Los abuelos rejuvenecen al lado de
los nietos y estos verán poco a poco como se refleja el paso de los años en los familiares más
próximos; una lección que no tiene necesidad de explicaciones.
En boca de los nietos oímos "el abuelo puede"; "el abuelo sabe" " la abuela tiene..."
"la abuela me lo regala" y una de las más grandes es dicha con los brazos que rodean el
cuello y susurran "abuelo/a te quiero mucho" y esto termina tal vez con una lágrima
corriendo por la mejilla arrugada del anciano/a que responde con todo el sentimiento:
"Yo también a ti, mi amor".
Cuidemos a los niños, ayudemos a los abuelos y fomentemos esa relación entre
generaciones que proporciona apoyo emocional recíproco pues, lo contrario nos
traerá esas consecuencias de las que advertía el Papa Francisco cuando decía:
"La sociedad que abandona a los niños y que margina a los ancianos,
corta sus raíces y oscurece su futuro "
Escrito hecho con sentimiento por esta abuela de 7 nietos que, resumiendo dice:
Los abuelos educan con amor y los nietos recordarán siempre sus enseñanzas.
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